sábado, 20 de diciembre de 2008

La Lluvia



Cada vez que llovía solía mirar las gotas de agua en la ventana como si fuera lo mas lejano y melancólico que podía sentir. Si era buena estación salíamos a chapotear bajo el agua, a largar barquitos de papel en las cunetas y los mas audaces resbalaban con un carton en el musgo de la calle inundada como si fuera una tabla de surf.
La luvvia siempre fue el momento de jugar, del chocolate con torta fritas, de la melancolía infantil o los juegos de mesa con mis hermanos.
Y ya no corro en la vereda ni hacemos tortas para la merienda, y tampoco lanzamos barcos de papel en las cunetas, solo quedó el atisbo de la mirada triste, la melancolía detrás del aguacero.

Yo no se
porque estoy cantando
porque estoy amando
porque estoy muriendo

Silvio Rodriguez

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Para Morti



Me entrego al sueño
Al imbatible mounstro de la noche
Que a veces enfrento
Cuando los fantasmas
Deambulan por los techos,
Cierro los ojos
Los miles de ojos
Uno tras otro
Bajandole cortinas a los días
e imágenes grabadas
Los colores
Se borran en la tenue desesperación de volar
Solo escribo para no morir
Solo duermo
Cuando los demonios
Se van a jugar.

martes, 16 de diciembre de 2008

El Farero



Una vez conocí a un farero, de los de antes, los que vivían arriba, antes de las luces automáticas. Decía que el mar era mas complicado de entender que una mujer y que a veces, en las noches de tormenta, el viento que silbaba furioso parecía susurrar nombres en la ventana.
En las largas noches solitarias empañaba el cristal del foco y escribía nombres con los dedos, con la esperanza de que se proyectaran a lo lejos. Los nombres que creía escuchar pero especialmente uno, el que vino aquí a olvidar. Recodé el libro de Estrázulas “Pepe Corvina”, pero este farero era muy adaptado a la vida moderna, ya se había retirado y casado otra vez.
Algunas noches como hoy también escucho nombres en la ventana, muy antiguos, especialmente ese que fui a intentar olvidar ese verano en José Ignacio, pero la memoria es un bicho de alas propias y esas noches pienso en cuantos veranos deberé deambular para dejar de escuchar tu nombre.

Hoy te vi
mirando rosas
hoy te vi
tu nunca dices que hay en ti
...y hoy te vi

Eduardo Mateo

domingo, 14 de diciembre de 2008

Dejavú (parte 2)



Una noche, durmiendo en una dormitorio ajeno en Sayago, allá por el 2006, volvió aquel sueño tan vívido y lejano, como una ola gigantes e incontrolable. Desperté sobresaltado con un sentimiento de desasosiego, y en ese momento la vi en la pared, tan real, tan igual a esa cara guardada en mi memoria. Me costó un buen rato creerlo ya que mi vista siempre fue muy mala. Era una foto mural, grande como la que tenían algunos amigos en sus cuartos, una fotografía sacada a los 8 o 9 años de la mujer que dormía a mi lado. Sin saberlo me había enamorado de la mujer-niña de mis sueños, de alguna forma eso que le llaman destino se volvió real para un escéptico como yo, y esa madrugada se derrumbaron todas mis verdades, todos los años de olvido y la seguridad de la vida banal. Desde esa noche me quedé muchas madrugadas en vela solo para verla dormir, fascinado imaginando nuestros posibles encuentros pasados, nuestro futuro, sin entender, sin saber como decir lo indecible.
Como buen humano limitado solo llegué a comprender pequeñas partes del todo y por miedo nunca se lo comenté, pero supe porque ese amor parecía desde un principio abarcarlo todo y llenarme hasta sentirme mas vivo que nunca.
Mi niña de la hamaca estuvo siempre allí, esperando, triste entre las hojas que volviera por ella en una primavera, la primavera en que renací para volver a ser el niño que había olvidado.

dices que el río
encuentra el camino hacia el mar.
y como el río
tu vendrás a mí
mas allá de las fronteras
y las tierras sedientas.
dices que como el río,
como el río,
el amor vendrá,
el amor


U2 (Miss Sarajevo)